En la película británica Billy Elliot, un chico de once años ansía ser bailarín profesional. La señorita Wilkinson ayuda al niño a hacer realidad su deseo, le hace descubrir que lograr esa meta le convertirá en una persona plena. Como si se tratara de un espejo, esta entrenadora apoyó a Billy Elliot hasta dónde ella podía llegar. A partir de entonces, el joven tuvo que volar por sí mismo y luchar por su desarrollo, cortando el cordón umbilical que hasta entonces le unía a la maestra, su coach.

En esto consiste un proceso de coaching: en descubrir el potencial de un individuo y fomentarlo. “Un coach jamás tiene que decir a su coachee qué tiene que hacer para lograr sus objetivos. El profesional es el que debe de encontrar su propio camino”, explica María García, socia directora de Seeliger y Conde Consultoría, quien añade que “un buen coach es alguien capaz de sacar lo mejor de ti mismo”.

Por tanto, si ha decidido que un proceso de coaching puede ayudarle a descubrir lo mejor de usted mismo, ¡adelante! Está comprobado que es uno de los mejores y eficaces métodos de desarrollo directivo y… también uno de los más caros. Con estos atractivos no es extraño que muchos profesionales quieran aprovechar la oportunidad. Por esta razón, aquellos que tienen experiencia, prestigio y disponen de una certificación en este ámbito se revuelven ante los intrusos.

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Identificar a un coach falso no es sencillo pero tampoco imposible, Antonio Ornelas, CEO de la Academia Interamericana de Coaching (AIAC) en México, expone que “desde el primer acercamiento los empresarios se dan cuenta si es falso o no, sin embargo, hay que interrogar al individuo acerca de sus estudios profesionales y el tiempo que dedicó a su formación como coach”.

“Un coach real no se capacitó en un curso de 16 horas”, enfatiza Oscar Robles Gil, representante de la Asociación Mexicana de Profesionales de Coaching (AMC). Por lo menos, cada seis meses debe actualizarse en cursos con carga de 150 horas.

Humberto Corona dice que la experiencia con otras compañías es importante, por lo que debe contar con un portafolio de al menos 10 organizaciones asesoradas y que éstas avalen el trabajo realizado, sólo así podemos estar seguros de que cumple con las competencias y habilidades para ofrecer sus servicios.

Finalmente, los expertos coinciden en que las consecuencias de contratar un pseudo coaching no sólo se traducen en pérdidas monetarias o de tiempo, sino que también afectan las actividades de la organización: “aumentan los conflictos entre colaboradores, la insatisfacción laboral y el índice de rotación de personal; se empiezan a tomar decisiones a la ligera”, detalla Oscar Robles. Se vuelve complicado fiarse de un proceso que al inicio prometía eliminar las carencias de la empresa y que concluye sin cambios trascendentales.

Hay que recordar que el coaching es un proceso de acompañamiento y es muy importante la empatía entre el profesional y el cliente, por lo que si en la primera sesión no logras tener un click ni te sientes atraído por el método del coach, es mejor que cambies de profesional.

Fuente:

http://www.expansion.com/2011/11/23/empleo/desarrollo-de-carrera

http://elempresario.mx/management-mrkt/pseudo-coach-no-caigas-manos-equivocadas

 

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